A las ortigas las tenía mucha manía desde pequeño ya que para lo único que parecían valer era para que me picara todo, pero ahora he descubierto otros usos. El que más me gusta por lo sorprendente, por lo fácil que es y por el resultado tan excelente es el usar las ortigas en sopa. La mención de sopa de ortigas pone a mucha gente muy nerviosa: los mejores pensados piensan que es un chiste y los peores pensados que (como decía Ibáñez, el de Mortadelo y Filemón) no carburo bien. Pero no, la sopa de ortigas no solo es fácil de hacer sino que esta deliciosa. Y mucho, no es una comida de emergencia a usar en los periodos peores de una guerra encarnizada, sino algo delicioso que es un placer comer.
El ingrediente principal, es lógicamente las ortigas, específicamente las hojas de ortigas. No recogeremos la planta entera, ya que las hojas se ponen duras, solo cogeremos las tres o cuatro hojas de la parte de arriba, las mas tiernas. Esto también implica que si la planta es muy vieja, en pleno verano o tiene flor ya es que esta muy dura y mejor esperar a otra etapa de crecimiento y coger hojas tiernas. Ahora es el mejor momento de coger ortigas para comer, ya que las plantas están tiernas y además, como dije al principio, todavía apetece una sopita.
Para coger las ortigas es importantísimo, por razones muy obvias, los guantes. Y guantes buenos, no usar los desechables de plástico, ya que, y lo digo por experiencia, los pinchos de las ortigas atraviesan los guantes de plástico con una facilidad pasmosa.
Pues eso el primer paso recogen muchas ortigas, En casa se limpian y se quitan los tallos mas duros (acordarse de los guantes...) y se dejan las hojas.
Lavando ortigas |
Hirviendo las Ortigas |
Se para todo por la batidora y se sirve con pan, algo de vino y buena compañía.
La sopa de ortigas acabada |